GERMÁN
LABRADOR
«LA CAPACIDAD del coro para crear comunidad es un elemento importante para atraer nuevo público al Ciclo de Conciertos de la UAM en el Auditorio»
Se cumple un año desde que asumió este cargo de alta responsabilidad en la UAM. ¿Cómo está siendo la experiencia?
Resulta una experiencia impagable; es un privilegio vivir este aspecto de la música desde dentro y comprender mejor sus posibilidades en un entorno como la universidad, y de modo más amplio, hasta dónde llega el poder, las posibilidades de la música, como fenómeno cultural que nos afecta a todos.
¿Cuáles son las principales líneas de acción que mueven desde el Centro?
El Centro desarrolla una labor formativa, a través del Ciclo de conciertos en el Auditorio Nacional y de cursos de formación vinculados al mismo; por otra parte, existen cursos y talleres de corta duración que ofertamos a lo largo de todo el año y proporcionamos enseñanza musical, individual y colectiva (combo de jazz). También procuramos dar cabida en nuestros conciertos a la investigación sobre prácticas interpretativas del pasado y a la recuperación de obras singulares, que creemos que merecen ser conocidas y estar en el repertorio.
Una de las más importantes actividades es el Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes que realizan en el Auditorio Nacional. ¿Cuál fue el origen de este proyecto y cómo se ha desarrollado en el tiempo?
El origen del proyecto se remonta a la voluntad del profesor José Peris, primer catedrático de música de la UAM, de ofrecer un ciclo de música a los estudiantes de la universidad allá por 1972. Su idea era ofrecer repertorio de diferentes tipos y épocas, propuesta que tuvo muy buena acogida tanto en el Teatro Real (donde comenzó su andadura el Ciclo) como posteriormente en el Auditorio Nacional, desde que se inauguró este espacio. Realmente ha habido una continuidad muy notable en el planteamiento del ciclo de conciertos, ya que 50 años después seguimos esencialmente la propuesta original: sigue tratándose de un ciclo que ofrece repertorio de diferentes tipos y épocas, recurriendo siempre a intérpretes consagrados.
«50 años después seguimos la propuesta original: sigue tratándose de un ciclo que ofrece repertorio de diferentes tipos y épocas, recurriendo siempre a intérpretes consagrados»
¿Cómo van a celebrar este curso su 50 aniversario?
Para este aniversario planteamos una selección de programas de índole muy diversa, con instrumentos que no se han escuchado antes en el Auditorio Nacional y con un planteamiento que procuramos que sea percibido como universitario, ya que detrás de varios de estos programas hay una investigación y una elaboración que no es frecuente encontrar y que se comprende bien si se considera que se ha gestado en un centro de investigación. Asimismo, procuramos poner en valor a las personas vinculadas con la UAM que desarrollan una carrera musical y que hemos procurado acoger en este ciclo tan especial. En realidad, es raro el concierto en el que no participa de forma destacada algún miembro de la comunidad universitaria.
En una realidad cultural que sufre el envejecimiento de la audiencia, ¿qué estrategias tienen para la renovación del público y la motivación para que los jóvenes estudiantes asistan a sus conciertos?
En primer lugar, me gustaría destacar que el envejecimiento de la audiencia no significa que no haya relevo o que haya menos público. Probablemente significa que esta música (la ópera es otro ejemplo) tiene un público, pero acaso también tiene una edad en la que puede resultar más satisfactoria o más adecuada. Tengo la impresión, y al comienzo de esta temporada más todavía, de que la música de tradición histórica está de moda en Madrid; la oferta aumenta, su presencia en los medios de comunicación también y la percepción que tengo de otros ciclos de conciertos es que parece que su público responde y les apoya con entusiasmo, a juzgar por la ocupación de las salas.
En nuestro caso, para esta temporada hemos procurado ofrecer conciertos singulares, con un planteamiento bastante elaborado todos ellos, infrecuentes y con algún atractivo adicional, además del puramente musical. Hablando de los estudiantes de la universidad, lo cierto es que ya el año pasado detectamos que quienes acuden con más frecuencia son estudiantes de posgrado, probablemente porque este tipo de música requiere cierta madurez (de aquí el aspecto que comentaba al principio, sobre el relevo generacional). Pero en este Ciclo 50, probablemente porque también hemos adoptado una política de precios adaptada a una capacidad adquisitiva moderada, este tipo de acercamiento está funcionando también con los estudiantes de Grado. Creo que está aumentando la asistencia del público más joven, que realmente no conoce el repertorio histórico, pero que ha sido receptivo a nuestra voluntad de hacer fácil y atractiva la experiencia del concierto.
«Para este aniversario planteamos una selección muy diversa, con instrumentos que no se han escuchado antes en el Auditorio Nacional y con un planteamiento universitario, ya que detrás hay una investigación y una elaboración que no es frecuente»
Observamos que el programa de este año es especialmente ecléctico tanto en estilos musicales como en intérpretes. ¿Cuál es la justificación?
Por una parte, obedece a esta continuidad que existe desde el principio del Ciclo de conciertos, ya que siempre ha habido conciertos sinfónicos y otros de cámara; unos de música vocal y otros de música instrumental; y poco a poco, en el periodo en el que la profesora Begoña Lolo ha dirigido el Centro, se introdujo algún concierto de música escénica… y en ese aspecto, poco hemos cambiado respecto de la última temporada programada por ella. Este año sí hemos procurado, como modo de celebrar el 50 aniversario, que participen más intérpretes vinculados con la UAM o con el Ciclo, e incluir propuestas de recuperación basadas en la investigación de profesores o doctorandos de la Universidad. También tenemos la presencia de instrumentos infrecuentes en el Auditorio y de algunos que nunca se han oído en este espacio, en todos los casos como resultado de una investigación de largo alcance (aunque no siempre desarrollada en nuestra universidad). Como se ve, la idea de investigación subyace en la mayor parte de los conciertos, pero también la voluntad de ofrecer a la comunidad universitaria un ciclo de conciertos atractivo, del que además puedan aprender algo. Y, obviamente, nuestra propuesta pasa por disfrutar de una música que no siempre, o difícilmente, podrían encontrar en otros ciclos de conciertos.
A la hora de programar un ciclo de conciertos para un curso, ¿cuáles son los pasos que sigue hasta que cierra lo que se escuchará en la siguiente temporada?
En esencia, el proceso nace de la oportunidad de plantear determinado programa (por ejemplo, un concierto con instrumentos que nunca hemos escuchado, como el de febrero de 2023) o del interés en ofrecer determinado tipo de concierto (por ejemplo, uno que sume a varios coros universitarios y a varias orquestas universitarias, como proponemos para el mes de mayo de 2023). Muy raramente incluimos programas que nos ofrezcan externamente, pero lo que sí hemos hecho ha sido adaptarlos o transformarlos para que tuvieran más sentido en nuestro ciclo, en un proceso de colaboración que se ha revelado muy satisfactorio. Posteriormente hay que encontrar quien pueda intervenir en el concierto, proceso que nos planteamos con un plazo amplio, y durante el que puede suceder que el programa se reconsidere o se matice, lo que a veces ha llevado a replantear qué intérpretes intervienen finalmente. En realidad, en esta temporada gran parte de lo que hemos programado lo hemos generado también desde el Centro, ya que no se trata de un ciclo de exhibición en el que incorporamos lo que nos ofrecen los músicos o sus agentes. Nuestra singularidad no pasa por ese cauce, lo que nos obliga a trabajar especialmente en la producción de cada concierto, con mucha antelación.
¿Cómo consiguen mantener un equilibrio entre presupuesto y calidad?
Este es probablemente uno de los equilibrios más complicados, ya que el presupuesto, como su nombre indica, es previo. Y las cuentas tienen que cuadrar, especialmente en esta época en que la universidad está haciendo grandes esfuerzos presupuestarios para mantener el servicio que ofrece a la sociedad. A esto se debe añadir que el ciclo de la Universidad Autónoma ha tenido tradicionalmente precios muy accesibles porque la prioridad ha sido dar un servicio, proponer una oferta musical diferente y pensar en primer lugar en la comunidad universitaria. Probablemente la calidad, que en los 49 años anteriores ha sido innegable, viene de un criterio acertado para elegir; tanto el profesor Peris como la profesora Lolo supieron discernir adecuadamente a qué intérpretes merecía la pena invitar y qué programas eran los más oportunos, teniendo en cuenta también el presupuesto existente. Por poner un ejemplo de la anterior temporada, con Jordi Savall o Fabio Biondi la ocupación superó el 95%, pero lo mismo sucedía con I Musici o con el cuarteto Melos varias décadas antes.
«Este año hemos procurado que participen más intérpretes vinculados con la UAM o con el ciclo e incluir propuestas de recuperación basadas en la investigación de profesores o doctorandos de la universidad»
Destaca en el programa la participación de la Orquesta CIVIS, formada por jóvenes europeos, junto a tres destacados coros universitarios madrileños, incluido el de la Universidad Autónoma, enmarcados todos en una iniciativa cultural de la UE. ¿Puede hablarnos un poco más de este proyecto?
Se trata de un proyecto que empezamos a plantear con José María Álvarez, director del coro y la orquesta de la UAM, hace más de un año y que durante este tiempo se ha transformado. La idea inicial (contar con varios coros universitarios para este cincuentenario) se ha mantenido, pero el modo de llevarla a cabo no ha encontrado su expresión adecuada hasta hace unos meses, cuando pareció claro que la orquesta tenía que ser la Orquesta CIVIS, que es una alianza entre diez universidades europeas. La orquesta ya se reunió en Marsella la primavera pasada y resultó muy buena experiencia, de manera que planteamos nuestra propuesta a los responsables musicales de cada universidad y aceptaron encantados. Para nosotros es un concierto que tiene mucho sentido: celebrar 50 años de un ciclo de conciertos universitario con un concierto monumental en el que todos los participantes serán universitarios procedentes de varios países. Obviamente, el trabajo de producción que implica un concierto así solo se puede afrontar con un fuerte apoyo institucional, plazos amplios para preparar cada detalle y, en este caso, la creación de un equipo muy amplio, en el que el maestro José María Álvarez es pieza fundamental y sin quien ni siquiera nos habríamos plateado la iniciativa.
¿Qué peso tiene o podría tener en el futuro la música coral en este ciclo de la UAM en el Auditorio Nacional?
La música coral tiene una participación indudable en el ciclo; el último concierto de la temporada pasada, sin ir más lejos, fue el estreno de un oratorio de Fanny Mendelssohn, con orquesta, coro y solistas, y el segundo concierto de esta temporada está a cargo del Coro Yolotli, con un repertorio de canciones mesoamericanas cantado en lenguas indígenas en peligro de extinción. Además de este concierto, el penúltimo de la temporada será el ya aludido, con tres coros de universidades madrileñas y la orquesta CIVIS.
La idea es seguir contando con conciertos corales, ya que tienen un atractivo especial y la materialidad de un coro es un espectáculo en sí misma; se trata de una experiencia distinta a la de asistir a un concierto de música de cámara u orquestal o de un concierto con cantantes que actúan como solistas. Se establece, creo yo, otro tipo de conexión con el público, y el calor o el resultado de la voz humana nos llega de otro modo, supongo que más directo o efectivo. Además de eso, la capacidad del coro para crear comunidad es un elemento importante para atraer nuevo público al ciclo, especialmente estudiantes de los primeros cursos.
«Creo que está aumentando la asistencia del público más joven, que realmente no conoce el repertorio histórico, pero que ha sido receptivo a nuestra voluntad de hacer fácil y atractiva la experiencia del concierto»
¿Cómo se plantean los años venideros de este ciclo?
El ciclo ha tenido unas últimas temporadas de gran nivel, con la presencia de solistas y orquestas de renombre internacional; por citar solo a algunos, en la temporada pasada nos visitaron Fabio Biondi, Joaquín Achúcarro, Jordi Saval o la orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, pero podríamos añadir al Cuarteto Melos, el Cuarteto Enesco, I Musici, Narciso Yepes, los Niños Cantores de Viena, G. Hanoncourt… la nómina es interminable. Nuestra idea es seguir planteando conciertos singulares, con intérpretes singulares también, que cubran una cronología amplia y diferentes géneros y estilos musicales, ya que estas son las señas de identidad del ciclo; por otra parte, como ciclo universitario que es, las perspectivas de futuro pasan por integrar en la programación planteamientos surgidos de las diferentes facultades de la universidad y acoger más propuestas nacidas de la investigación musicológica, como vienen siendo los conciertos de recuperación de repertorio centrados en la figura de Cervantes y su obra.
Actualmente se realizan muchos proyectos de recuperación del patrimonio musical español del periodo barroco. ¿Por qué cree que hay esta tendencia?
Probablemente es por la creciente conciencia, tanto institucional como entre los intérpretes, del valor y el interés de la música de esta época; a la de los siglos anteriores le llegó antes su momento en España y ya existen ediciones y grabaciones de ese repertorio desde hace décadas. Sucede también que cada vez hay más músicos de excelente nivel en España interesados en la música de cámara, entendida de modo amplio y afortunadamente sus propuestas tienen eco institucionalmente. Al menos en parte estas tres razones explican en gran parte el auge de esta música; también sucede que el público apoya, al menos en Madrid, estas propuestas y a estos intérpretes, muchos de ellos jóvenes, lo que es fundamental para recuperar un repertorio de modo efectivo.
¿Cuáles son sus próximos proyectos musicales?
A medio plazo serían la programación del ciclo nº 51, que incluye propuestas de complejidad variada y un intento de aportar algo a la recuperación de la tonadilla escénica, que es un empeño en el que estoy implicado desde el comienzo de mi andadura investigadora. Son dos objetivos amplios y ambiciosos, pero detrás de ambos hay un equipo muy capaz y que disfruta aportando sus capacidades. Intuyo que podremos ofrecer un resultado digno y que el proceso hasta llegar ahí merecerá la pena.
«El ciclo de la UAM ha tenido tradicionalmente precios muy accesibles porque la prioridad ha sido dar un servicio, proponer una oferta musical diferente y pensar en primer lugar en la comunidad universitaria»
Comenzamos una ronda rápida de preguntas: ¿qué música escucha en su día a día?
En mi día a día la música la escucho principalmente en mis trayectos, lo que me ocupa al menos una hora diaria. Llevo una semana con Oscar Peterson, excelente pianista, y antes de eso recuperé dos grabaciones de Presuntos Implicados como música de trayecto. No deja de impresionarme lo bien construida que está esa música y la calidez de la voz de Sole Jiménez. Justo antes he recuperado la Sinfonía Concertante de Mozart y un CD precioso de guitarra del siglo XVIII, grabado por Thomas Schmitt hace un par de años. Aparte de eso, hay más música en mi día a día, fundamentalmente de repertorio histórico, pero me temo que no la escucho de la misma manera, sino de modo más fragmentario, probablemente. La estudio, la evalúo, la oigo por encima para preseleccionarla… también forma parte de la música que me acompaña, pero con menos intensidad, sin duda.
Un sueño profesional por cumplir.
La verdad es que en este aspecto siempre me he sentido privilegiado. Continuamente surgen retos, ideas, oportunidades de colaborar, proyectos… podemos llamarles sueños, por qué no. Y desde antes de comenzar mi vida laboral he tenido la suerte de dedicarme a la música, desde la práctica, la docencia y la investigación y ahora desde la gestión (que ha sido algo inesperado). Siempre he podido conservar una gran autonomía y desarrollar proyectos de distinta índole en cada uno de estos campos. Ha sido una suerte poder desarrollarme personalmente durante mi vida laboral en el amplio mundo de la música y no puedo esperar nada más… en ese sentido, no tengo sueños por cumplir; sueños que se están cumpliendo son, por ejemplo, los conciertos programados para esta temporada, en los que nos hemos implicado mucho y existe un proyecto musicológico detrás que culminará bien el día del concierto, si las cosas salen como deben. Si acaso, como sueño profesional, diría que seguir en este entorno, en cualquiera de estos aspectos que he comentado. No se me ocurre otro en el que pudiera estar más a gusto. 𝄂
MUNDO CORAL Nº IV