PECULIARIDADES, ANÉCDOTAS Y OTROS CHISMES DEL CANTO CORAL
«Aunque los cantantes parezcamos una rara avis, en realidad somos gente de lo más normal, aunque gracias al coro nuestra manera de ver la vida es absolutamente distinta a la del resto de los mortales»
— Yo canto en un coro…
— ¡Anda! ¿Y eso?
No sé qué esperaría esa persona que contestara; me imagino que algo así como «es que no tengo nada que hacer por las tardes», o mejor, «me lo ha recomendado mi psicoanalista para bajar la ansiedad», o incluso, «es que soy muy rarito, por eso canto en un coro…».
Es verdad que los cantantes de coro somos un pequeñísimo porcentaje de la población mundial y que lo habitual es, como mucho, tararear el Cumpleaños Feliz (sin llegar claramente a la octava de «te deseeeeeamos todos», con esa e, que mira que es difícil), cantar en la ducha o en el coche o, incluso, los más atrevidos, pasar al nivel karaoke (cosa normalmente muy valorada por los demás, con la peculiaridad de que, aunque las mujeres canten cómodamente de pecho al ser música pop, los hombres tengan que esforzarse al máximo, casi al punto de tragarse el micro porque ese registro casi siempre es agudísimo para ellos).
El canto coral se asocia a una actividad seria no apta para todos, cosa que no es cierta; además, debe ser una actividad motivante y divertida. Aunque los cantantes parezcamos una rara avis, en realidad somos gente de lo más normal, aunque gracias al coro nuestra manera de ver la vida es absolutamente distinta a la del resto de los mortales. Y otra cosa está clara: los cantantes no dejamos indiferente a nadie.
Durante los cinco años que trabajé como formador para CIVSEM (Centro en Investigación de Valores) adscrito a la Fundación Pascual-Cuétara, tuve la suerte de poder interactuar con muchísimos cantantes que, en su mayoría, además, accedían a un coro por primera vez en su vida. Se organizaban dos cursos al año y en cada curso se creaba un coro propio que nacía y acababa con el propio curso. Es asombroso la cantidad de personas que se plantean cantar alguna vez en su vida cuando se les ofrece la oportunidad. Siempre audicionaban alrededor de 100 personas o más por curso y, aunque no todos se quedaban, en ese periodo de mi vida conocí, echando cuentas, a más de mil cantantes.

En la larguísima cola de audición que se formaba, algunas personas ya me iban avisando: «Yo no puedo cantar, no tengo voz». Y yo les decía: «Pero estás hablando, ¡sí tienes voz!». Otras temblaban de emoción al escuchar su voz en un registro tan agudo o grave como nunca habían oído antes; claramente estaban descubriéndola por primera vez. Muchas lloraban de emoción, otras reían. Una de ellas, que luego ha seguido en uno de mis coros, me confesó que, según iba avanzando entre temblores estando en esa temible cola de espera, pensó de repente: «Un momento, todo el mundo pasa la prueba, tengo que estar tranquila, ¡este hombre es un chollo, no dice que no a nadie!».
Alrededor de los que cantamos en coro siempre se ha generado una infinidad de leyendas, mitos, tópicos, estereotipos e invenciones de toda clase. Si alguien nos pidiera un dibujo animado de un cuarteto coral resultaría de esta manera: soprano, algo gordita y de altura media; contralto, alta (más que la soprano y bastante más que el tenor) y delgada; tenor, el más bajo y el más gordito de todos: y bajo, el más alto y delgado del grupo.
Estas tipologías corporales se cumplen en muchas ocasiones, yo diría que en bastantes, pero no son una norma, desde luego. En aquellas colas de audición aprendí a no fiarme de este estereotipo, pudiendo comprobar que mujeres muy altas eran sopranos, por ejemplo, o que había bajos excelentes que eran muy bajitos. Tampoco podía fiarme de la manera de hablar, porque muchas mujeres con voz hablada grave pasaban a ser flautas cuando subían la voz a la cabeza. Un buen truco es observar a la persona cuando se ríe o exclama con naturalidad, porque en ese momento aparece el color natural de la voz.
Otro aspecto que me ha llamado mucho la atención, y que he podido comprobar en 40 años de carrera como cantante de coro profesional, además de como docente coral, es la afinidad emocional que hay en las cuerdas de un coro. La mayor parte de las parejas heterosexuales de cantantes de coro que he conocido son soprano-bajo y contralto-tenor. Y no significa que no las haya de tenor-soprano y de bajo-contralto, pero estas son bastante escasas. ¿Alguien podría hacer una tesis sobre los colores de voz, los armónicos, la corporalidad y las atracciones y afinidades para aportar algún dato científico sobre este tema? Ahí lo dejo.
«Es asombroso la cantidad de personas que se plantean cantar alguna vez en su vida cuando se les ofrece la oportunidad»
Es muy común encontrar cantantes vocalizando por los pasillos de los teatros con la mano en la oreja, diciendo a voz en grito: «¡Sí, sí!» o «¡Ay, ay, ay!», como si se hubieran vuelto locos o tuvieran una grave dolencia; santiguándose tres veces antes de salir a escena; saliendo con el pie derecho; evitando los colores amarillos; con amuletos escondidos bajo la ropa; deseándose unos a otros suerte con la expresión “¡Mierda, mucha mierda!”, incluso en otros idiomas, por si en español no fuera suficiente, como «Toi-Toi» o «In Bocca al Lupo». Ahora que lo escribo estoy pensando que realmente sí somos raritos…
Y en el apartado de anécdotas, he aquí una brevísima muestra de lo vivido a lo largo de todos estos años. Recuerdo que en el Teatro de Madrid (Barrio del Pilar) hacíamos la zarzuela Robinson (F. A. Barbieri) y yo tenía un solo. Me metí a calentar en un cuarto y, al atascarse la cerradura y no poder salir, empecé a pedir ayuda, pero impostando la voz: «¡Socorrooooooo, no puedo salirrrr! ¡Que alguien me ayudeee!». Al final llegué a escena de milagro porque me abrió un conserje. Mis compañeros me dijeron después que pensaban que estaba vocalizando.
En el espectáculo Viva Madrid. Antología de la Zarzuela, una compañera del coro salió a cantar y bailar el chotis de La chulapona (F. M. Torroba) con una percha colgada a la espalda. Todos la veíamos menos ella, pero nadie se la pudo quitar. ¡Se lo bailó enterito con percha!
En una de mis giras por Corea del Sur con el Grupo Millenium, actuamos en un auditorio al aire libre en un concierto retransmitido en directo por la televisión coreana. Cuando una compañera del coro se adelantó para cantar el solo Montaña añorada, comenzó a subirle por el hanbok (traje típico coreano de seda y muy volado) un grillo enorme negro que le llegó hasta el cuello. Una vez allí, se volvió por donde había venido. La compañera no se enteró y cantó de maravilla, pero el resto sufrimos de lo lindo.
Y así estaríamos hablando y hablando de directores que se caen del podio al dirigir, sillas que se parten en plena actuación dando con el cantante en el suelo, compañeros que salen con la ropa equivocada a actuar o puesta del revés, cantantes inventándonos letras graciosísimas cuando nos quedamos en blanco delante del público… En fin, podríamos escribir un libro con todo ello. Un momento… ¡a lo mejor lo hago! █
Y ahora, ¿qué os parece si jugamos a aclarar mitos? Yo propongo una creencia tópica sobre el canto y vosotros contestáis si es VERDADERA o FALSA (pinchad en cada una para comprobar la respuesta). ¿Preparados?
Beber cosas frías perjudica la voz
FALSO
Las infusiones de cayena picante mejoran la irritación de garganta y alivian el dolor
VERDADERO
Si estás un poco gordita o gordito, cantas mejor
FALSO
Tomar clara de huevo ayuda a cantar más agudo
FALSO
Si no duermes lo suficiente, la voz no vibra sana y correctamente
VERDADERO
Para los bajos, viene muy bien tomar una copa de anís o coñac antes de los conciertos
FALSO
Estar bien hidratado mejora las sensaciones al cantar
VERDADERO
Los cantantes gordos que adelgazan pasan a cantar peor y pierden la fuerza
FALSO
Comidas muy copiosas no ayudan a cantar
VERDADERO
Hacer ejercicios de musculación con pesas y aparatos perjudica el canto
FALSO
Calentar la voz ayuda a cantar mejor antes de una actuación
VERDADERO
Hacer el amor antes de cantar te puede hacer perder algunos tonos en tu registro agudo
FALSO
Si haces gárgaras con miel y limón luego cantas mejor
FALSO
Con el paso de los años las voces se tornan algo más graves y con más vibrato
VERDADERO
Si bebes mucha agua antes del concierto te lo vas a pasar haciéndote pis
VERDADERO
Las mujeres no pueden ser nunca ni tenores ni bajos y los hombres tampoco contraltos o sopranos
FALSO