REPERTORIO CORAL

«Al elegir las obras que te voy a enseñar, la premisa más importante que voy a tener en cuenta es si son realmente adecuadas para ti»

— Oye, ¿cuál es el mejor repertorio para empezar a cantar en un coro? ¿Y el repertorio más adecuado para desarrollar la voz? ¿Y para mejorar en la lectura musical? ¿Hay repertorios más adecuados que otros para todo esto? ¿Tal vez un solo estilo o la combinación de varios?

— Vale, vale. Déjame respirar y te voy contestando. Si te apuntas a un coro que no tiene nombre musical y no está especializado en ningún estilo, el mejor repertorio puede que sea el que te enganche, te haga disfrutar y te suponga un pequeño reto de aprendizaje, pero que de ninguna de las maneras acabe en un final frustrado.

— ¡Ah, vale! ¡Qué amable! A mí hay tipos de canciones que me gustan más que otras…

— ¡Y a mí! Nosotros los llamamos estilos o repertorio musical. Mira, yo nunca te voy a poner a cantar una canción o ciclo de canciones que no me guste, por mucho que sea de un grandísimo nivel coral, que lo haya cantado en mi vida profesional y que lo domine. Al elegir las obras que te voy a enseñar, la premisa más importante que voy a tener en cuenta es si son realmente adecuadas para ti.

— ¡Uf, te lo agradezco!

— De nada. Simplemente pienso que lo más importante al empezar a cantar en un coro es sentir el placer de hacerlo. Jamás podré olvidar las primeras canciones con las que empecé a cantar cuando descubrí la música coral, allá por el año 1982 en el Coro de la Universidad Politécnica bajo la dirección del maestro José de Felipe Arnaiz: canciones en ruso, zarzuela y hasta una que eran solo palabras (Fuga Geográfica, de E. Toch).

— ¡Jopé, cómo mola! Y gracias por la empatía.

— Va en el pack. Mira, en el caso de coros especializados en un estilo, como muchos de los que hay en esta Escuela Coral de Madrid, se empieza con piezas atractivas y se va subiendo el nivel de dificultad vocal, rítmica, interpretativa… vamos, lo que dice la lógica para un crecimiento artístico. El asunto está, como me pasa y me ha pasado varias veces en mi vida profesional, cuando inicias un coro desde cero. Es entonces cuando los profes tenemos que pensar mucho qué obras elegimos para que vuestro despertar coral sea todo un éxito.

«El asunto está cuando inicias un coro desde cero; es cuando los profes tenemos que pensar mucho qué obras elegimos para que vuestro despertar coral sea un éxito»

— Y, ¿de dónde sacas las canciones? Debes tener tu casa a tope de partituras, ¿no?

— Ja, ja, ja. Algo así, para todos los gustos y niveles; por ejemplo, los tan famosos cancioneros del siglo XVI. Entre ellos está el Cancionero de Palacio, también conocido como Cancionero de Barbieri; es un manuscrito español que contiene música del Renacimiento, desde finales del siglo XV hasta principios del siglo XVI. En 1870 fue redescubierto en la Real Biblioteca de Madrid por el historiador Gregorio Cruzada Villaamil y el compositor y musicólogo Francisco Asenjo Barbieri (nuestro queridísimo compositor de zarzuela), que lo transcribió y publicó en 1890. El manuscrito recopila 458 piezas, la mayor parte de ellas en castellano, con distintas temáticas: amorosas, religiosas, caballerescas, pastoriles, burlescas, históricas, etc. La mayoría de las obras son para canto a una voz con acompañamiento instrumental o bien obras polifónicas a dos, tres y cuatro voces. También hay otros cancioneros, como el encontrado en Upsala (Suecia) en 1907. En estas bibliotecas musicales encontraremos obras muy sencillas para comenzar a cantar y a escuchar a la vez.

«La primera zarzuela de la historia es El laurel de Apolo, del músico Juan de Hidalgo con letra de Calderón de la Barca, estrenada en el Palacio Real de El Pardo en 1657»

— Vale. Pues dame alguna de esas obras para que un recién llegado como yo empiece a ponerse las pilas.

Cantante femenina de jazz actuando en concierto acústico
A lo largo del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX los esclavos de los estados del sur de Norteamérica fueron creando un cancionero propio, muy relacionado con los cantos de trabajo de origen africano. | Imagen de Werner Gmünder en Pixabay

— Claro. Y déjame que te hable de la canción tradicional espiritual y el góspel. La historia de la primera (el espiritual negro) está totalmente vinculada con la historia de los afroamericanos. Nos remontamos a partir de 1626, cuando los primeros de ellos llegaron a América como esclavos procedentes de la costa oeste de África. El resurgimiento religioso impulsado por la Iglesia Metodista que se extendió por las colonias británicas en Norteamérica a comienzos del siglo XVIII generó un movimiento que popularizó los himnos cristianos al ser cantados en las iglesias del sur norteamericano tanto por negros como por blancos. A lo largo del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX los esclavos de los estados del sur fueron creando un cancionero propio, muy relacionado en un primer momento con los cantos de trabajo de origen africano, usualmente en forma de llamada y respuesta, con inflexiones, sílabas extendidas, cuartos de tono y la famosa séptima menor blue, que siglos después, junto con el góspel, darían paso al nacimiento del blues, el soul, el ragtime (con la muy presente síncopa inicial de los cantos africanos) y posteriormente el jazz y el rock and roll.

— ¿Te has quedao a gusto? Me ha sonao a chino, pero creo que me va a molar muchísimo lo del góspel.

— Dalo por hecho y vete calentando porque te va a tocar cantar, bailar y hacer percusión con las palmas de las manos y con el cuerpo.

— ¡Ostras! ¡Me van a llamar el Travolta de la Escuela!

— ¡Ja, ja, ja! Sí, sí, pues espera que te voy a poner una parpusa y un safo y te voy a hablar de zarzuela. Y luego ya puedes bailar lo que quieras.

— ¿Un queeeeé?

Representación de una zarzuela
Ante el nacimiento de una nueva clase media a finales del siglo XIX, las grandes producciones dieron paso al teatro por horas, más barato y asequible, y al nacimiento del género chico, que se hizo tan popular y que tan fielmente relata las costumbres del pueblo de Madrid. | © Javier del Real (Teatro de la Zarzuela)

«En los coros de zarzuela encontramos canciones ideales para poder empezar a desarrollar la voz, con línea de canto y dándole caña a las vocales más emocionales, como la ‘a’ y la ‘o’»

— Tranquilo, una gorrilla y un pañuelo al cuello. La primera zarzuela de la historia que se considera como tal es El laurel de Apolo, del músico Juan de Hidalgo con letra de Pedro Calderón de la Barca, estrenada en el Palacio Real de El Pardo en 1657. Y desde entonces hasta nuestros días se ha ido desarrollando el género musical más representativo de este país, que aúna lírica y dramaturgia a partes iguales y nos habla, a través de sus libretos, de una España cambiante a lo largo de más de 300 años. A las primeras zarzuelas de corte histórico y con verdaderas intrigas políticas reflejadas en sus libretos siguieron las zarzuelas costumbristas con localizaciones concretas y, ante el nacimiento de una nueva clase media a finales del siglo XIX, las grandes producciones de cuatro horas de música dieron paso al teatro por horas, más barato y asequible para la población, y al nacimiento del género chico, que se hizo tan popular y que tan fielmente relata las costumbres del pueblo de Madrid. Hablamos de fiestas, tradiciones, costumbres, plazas, calles y monumentos, pero también de emociones, de la manera de ser de un pueblo y de sus gentes…

— Lo pillo. Hablas del boticario aquel que era un ligón… ¿verdad?

— Ja, ja, ja, lo has clavao. Pues en los coros de zarzuela encontramos canciones ideales para poder empezar a desarrollar la voz, con línea de canto y dándole caña a las vocales mas emocionales, como la a y la o.

— O sea, que alguna zarzuelita va a caer.

— Así es y algún coro de ópera facilito. Mira, trae la batidora que vamos a meter algo del Cancionero de Palacio, algún espiritual y, por cercanía, alguna canción étnica como el Canto de la Lluvia o el Siyahamba, donde vas a poder desentumecer el cuerpo, una zarzuela fácil a dos voces, un coro de ópera y, ya de paso, algo pop que mole tipo Beatles o años 80. ¿Te gusta Cohen?

— Me encanta. Me voy a pegar un buen atracón. Oye, ¿dijiste vocales emocionales? Eso me lo tienes que explicar.

— Vale, pero eso será en el siguiente artículo. Feliz batido. 


MUNDO CORAL Nº IV