LA MÚSICA SE ENSEÑA MAL (I)
«Es posible plantear una metodología alternativa para transmitir determinados valores a través de la música»
Parafraseando al gran Anxo Pérez, que a primeros de 2021 hizo viral su famoso reclamo «el inglés se enseña mal. Punto», he querido tomar su frase por su contundencia y eficacia: la música se enseña mal.

Todos hemos crecido de algún modo rodeados de la conocida como «música clásica»; en el colegio tuvimos varias asignaturas de música; muchos de nosotros hemos estudiado en el conservatorio durante años; incluso hemos cantado en coros mucho tiempo. A pesar de todo esto, llegamos hasta aquí sabiendo muy poca música. Por ejemplo, leer partituras no es saber música. Sin embargo, vemos un vídeo de Jaime Altozano que nos explica con verdadero acierto algún aspecto concreto de esta disciplina y de repente en una hora aprendemos más que en diez años de enseñanzas regladas. Todo esto no tiene mucho sentido, y me hace llegar a la conclusión de que la música se enseña mal. Es posible que este planteamiento sea extensivo a toda enseñanza. Sin embargo, aquí me centraré en la música, ámbito que nos compete más de cerca en el contexto de esta publicación.
«Parece inquietante que hoy día en los conservatorios se usen los mismos métodos de enseñanza de música que en el siglo XIX. Es necesario un cambio de paradigma»
Como bien explica Christopher Small en su libro Música. Sociedad. Educación (1989), parece cuando menos inquietante que hoy día en los conservatorios se usen los mismos métodos de enseñanza de música que en el siglo XIX. Es necesario un cambio de paradigma. Por supuesto, este humilde trabajo no pretende cambiar el mundo, pero el asunto bien merece una exploración a fondo y una reflexión fundamentada.
Un primer vistazo me lleva a constatar cierta conciencia sobre el tema en internet, dos o tres de vídeos de youtubers así lo manifiestan. El mencionado libro de Small, el testimonio de compañeros músicos, de amigos y conocidos, y mi propia experiencia parecen avalar el título de este artículo. Algunos testimonios que he recogido son los siguientes: «En el colegio y en el instituto se da una hora o dos de música a la semana, no hay tiempo de profundizar, ni se le da importancia a la música»; «la música se enseñaría mejor si hubiese mejor disposición, porque la música necesita profesores entregados y con ganas de animar»; «¿qué hace falta? Profesores y profesoras más entusiasmados por su materia porque dan clase de música como si fuera una asignatura más, matemáticas o física, cuando una rama artística como esta tiene un componente que no tienen otras asignaturas. Un buen profesor es el que te hace ver que la asignatura que está dando puede ser tu vocación, pero se toman la clase de música como un recreo, y esto no debería ser así»; «mi historia con la enseñanza musical ha estado llena de baches y malas experiencias, había peleas por seleccionar a los mejores alumnos. Era una agonía en la que tenías que estar compitiendo todo el tiempo, cosa que es muy difícil de soportar. Puedes preguntar a cualquier alumno de conservatorio si alguna vez ha llorado por estrés o por presión de esta agonía y estoy seguro de que la mayoría te va a contestar que sí»; «en primer lugar, después de diez años estudiando en el conservatorio, me he dado cuenta de que la música no se enseña mal en sí, sino que el problema es el ambiente que se genera, mostrando una gran diferenciación entre el profesor (como alguien superior) y el alumno (muy inferior al profesor)».

Aunque hay testimonios positivos como el siguiente: «No hay otro modo de enseñar la parte técnica (lenguaje musical, historia de la música, análisis…). Mi experiencia en el conservatorio es muy positiva, tocamos variedad de estilos, incluso bandas sonoras, o alguna canción pop. Además, hay asignaturas optativas como Inteligencia Emocional, Música y Movimiento… es decir, que el conservatorio no es un lugar cuadriculado o frío». En general, la sensación es la de que «es muy importante que el profesor sepa enseñar y, sobre todo, se preocupe por el alumno de manera empática y, aunque la disciplina es necesaria, no se debe hacer sentir al alumno que es menos o inferior a nadie».
«La música abarca tantos aspectos de la vida cotidiana que es necesario aproximarse a ella desde una multiplicidad de puntos de vista»
Como hemos podido observar, la mayor parte de los estudiantes de música manifiesta la necesidad de renovar la enseñanza. En general, se habla de falta de entusiasmo en el profesorado y poca sensibilidad hacia la asignatura. Al mismo tiempo, el conservatorio es fuente de mucha tensión para el alumnado por la dura competencia y la, a veces, arbitraria selección por parte de los profesores. El nivel de preparación del profesorado (incluso en los estudios superiores de música) a veces deja que desear, y las didácticas son anticuadas, las mismas que se vienen aplicando desde hace mucho tiempo. Es cierto que hay excepciones, pero no está de más revisar lo que es mejorable. Podría decirse que la música es la pasión de estos alumnos y los profesores, a menudo, no están en línea con esa pasión. No es fácil esperar, y mucho menos exigir, de los profesores que sean apasionados por su trabajo de enseñanza, pero quizá se puedan aportar técnicas y aproximaciones que los ayuden en este fin.
La música se enseña mal (2ª parte) ►►
MUNDO CORAL Nº I